Barcelona y el brillo de la mañana

  • Foto de mar
  • 26.03.2014


El pasado domingo 16, a bordo del pailebote Santa Eulalia, se llevó a cabo el taller “Barcelona desperta”, una cita con el amanecer a la que, en esta oportunidad, el sol asistió en su plenitud. Un verdadero premio a los madrugadores que a las 6 de la mañana ya caminaban por la cubierta del barco, con un poco de frío, pero con la emoción de ver y fotografiar un espectáculo que estaba punto de comenzar.

Foto: Diego yriarte
Mientras la luna llena se ocultaba al abrigo de la ciudad, la tripulación soltaba amarras y nos dirigíamos a la bocana del puerto alejándonos del resplandor de las últimas luces artificiales que se derretían en el agua calma. Un momento donde es necesario utilizar la sensibilidad ISO más alta que nuestra cámara nos permita para poder tener la velocidad de obturación lo más alta posible para congelar el movimiento, considerando que no tenemos los pies en tierra firme.
Foto: Diego Yriarte
La condición fue ideal. La tramontana de la noche anterior dejaba su rastro con apenas una marejadilla, escasos jirones de nubes y un cielo casi libre de contaminación, claro, despejado y brillante.
Poco a poco, el aumento de luz permitió bajar la sensibilidad hacia la calidad óptima, hasta llegar al ISO 100.
Foto: Diego Yriarte
En el horizonte parecía flotar una niebla matinal que amenazaba con enturbiar los primeros instantes de su emerger, pero a la hora indicada comenzó a asomar su faz rojo intenso y a abrir el abanico de luz que en instantes teñiría el cielo de fuego.
Foto: Diego Yriarte
En este momento notamos la poca importancia que damos a la velocidad de rotación de la tierra en nuestro día a día. Cuando apuntamos un teleobjetivo y vemos como se nos escapan los instantes mágicos nos damos cuenta de lo rápido que el sol trepa en el cielo y cuando llega a su redondez total deseamos que comience de nuevo.
Hay un momento en que el sol ya se ha elevado y comienza a generar luz parásita; esos molestos hexágonos y haces de luz que, al tener el sol dentro del encuadre, son inevitables; aunque, también aceptables ante la imposibilidad de impedirlo.
Pero este punto también nos indica que es hora de girar la mirada y ver qué es lo que el sol ilumina. En este caso, el frente marítimo de la ciudad. Los reflejos en los cristales de los edificios, las fachadas de la Barceloneta, o aun más cerca, en los bronces y barnices del Santa Eulalia brilla la luz cálida del amanecer. Son momentos de disparos frenéticos; si bien, lo recomendable es no precipitarse, probar varias mediciones y analizar luego el material en nuestro ordenador. Esto nos permitirá ver cómo responde nuestro equipo y qué resultado buscamos nosotros, simplemente lo que nos agrada más. Esto nos permitirá afrontar el próximo amanecer en el mar con mayor precisión, con mayor conocimiento de nuestra cámara.
Foto: Diego Yriarte
Llegados a puerto y desayuno de por medio, la bodega del Santa Eulalia se convirtió en aula audiovisual, para realizar la segunda parte del taller, el procesado de las imágenes: descargar, catalogar y revelar las imágenes que ilustran este post.

Agradezco el esfuerzo de los participantes y espero que el madrugar un domingo haya sido un buen precio por las imágenes obtenidas.

Post escrit per Diego Yriarte,
professor dels cursos de fotografia en el medi marí de l’MMB
i fotògraf especialitzat en nàutica esportiva
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