Potser la millor fotografia del submergible Peral

  • Foto de mar
  • 21.11.2022

“En las últimas décadas del siglo XIX, el por entonces aún relativamente novedoso invento de la fotografía alcanzaba todo su esplendor, siendo cada vez más las familias, -sobre todo de la burguesía- que querían ser inmortalizadas en los estudios fotográficos que iban naciendo para atender la creciente demanda de trabajo, cada vez mayor. Así, sobre todo en las principales ciudades, continuamente se instalaban nuevos profesionales de la fotografía, gracias a muchos de los cuales hoy disfrutamos de un importante legado que nos hace saber cómo era la España que se nos fue.

Decía una acertada propaganda de la época para animar a la gente a inmortalizarse, que la fotografía, “es un instante irrepetible, a quien el tiempo añade la emoción del recuerdo…”. En la época citada, desarrolló su actividad en Barcelona uno de los que llegarían a ser de los más afamados retratistas de entonces, J.E. Puig, que tenía establecido su estudio en la calle Escudillers 89. Este inquieto catalán, corriendo 1889 tuvo la iniciativa de abandonar por un tiempo su estudio barcelonés, cogiendo sus bártulos y lanzándose a la aventura de realizar un largo -y suponemos penoso, por los medios de entonces- viaje por España, para tratar de inmortalizar todo aquello que considerase hermoso a la vista. Así, catedrales, monumentos, obras públicas y en general paisajes y escenas de la costumbrista vida cotidiana, -rural y urbana- serían inmortalizadas por su cámara, gracias a la cual, hoy día nos queda constancia de múltiples lugares que desaparecieron para siempre.

Debió ser un fotógrafo harto meticuloso, como lo demuestra el hecho de que a cada imagen le asignaba un nº de serie y las identificaba con una escueto pié de foto.  Dentro de ese periplo que Puig realizó por muchas provincias españolas, la tremenda popularidad que aquel año adquirió el submarino del teniente de navío Isaac Peral por el éxito que estaban teniendo sus pruebas de mar, le hizo recalar en el Arsenal de La Carraca, para ver de inmortalizarlo. Después de solicitar suponemos los permisos reglamentarios para fotografiarlo, nos dejó para la posteridad la que creemos es la mejor imagen de cuantas han llegado hasta nuestros días del submarino a flote, la cual adquiere más valor si tenemos en cuenta las escasas instantáneas que se llegaron a obtener del submarino en estado operativo, por varias razones, principalmente por la breve vida que tuvo como es sabido el ingenio de Peral, algo que en el momento de obtener la imagen, no estaba previsto que así fuese.

El original, que además es de un considerable tamaño, nos presenta en primer plano y como objeto principal de la misma al submarino Peral, un día tranquilo visto por su través de babor, -un poco de amura- atracado en punta en la zona de diques del arsenal gaditano en el que se aprecian varios detalles dignos de ser comentados. Así, en la parte superior de la torre óptica, está colocado una especie de capuchón metálico -muy probablemente de zinc- con la clara finalidad de proteger las lentes de cualquier golpe accidental que pudiera dañarlas. Por cierto, esa costumbre ha llegado hasta hoy, ya que nuestros submarinos, en puerto, ponen actualmente algo similar en las lentes de los periscopios. Alrededor de la torreta del submarino, se encuentra instalada la balconada que facilitaba tanto el acceso al interior como cualquier trabajo en la zona, y que era removible a voluntad cuando salía a la mar. Se aprecian igualmente unos cables gruesos, que procedentes de tierra, por la parte de popa, se introducen por la única escotilla, lo que indica que se encuentra realizando carga de baterías, algo que se hacía exclusivamente desde una estación de tierra, donde estaban los generadores instalados para tal fín, ya que a bordo no se disponía de ellos. Además lleva instaladas el par de trompetas de cubierta (a proa y popa respectivamente), las cuales también eran removibles, artilugios que se montaban solo cuando se efectuaba carga de baterías precisamente, las cuales, orientadas manualmente a barlovento, servían para introducir aire fresco en el interior del submarino, de modo que se removía el aire viciado, así como los gases que emanaban de los 613 elementos de baterías debido a la propia carga a la que estaban siendo sometidas, gases que salían al exterior por la única escotilla del submarino, intencionadamente dejada abierta para posibilitar la exhaustación. Cuando la carga finalizaba, las trompetas eran removidas, tapándose los dos orificios con sendas tapas ciegas. Junto a esos cables, se aprecian igualmente otros más finos que se corresponden con los del teléfono, novedoso sistema recién implantado entonces, para comunicar al personal que quedaba a bordo controlando la carga de baterías, con el personal de tierra que había en la estación vigilando los generadores. Mientras el largo de popa está dado a tierra, el de proa se le supone dado a una boya de amarre, -existían varias- algo lógico al estar el submarino casi perpendicular al muelle. A la izquierda de la imagen, se aprecia aún en grada el casco en avanzado estado de construcción, del cañonero Nueva España. Si tenemos en cuenta que ese buque sería botado el 8 de noviembre de 1889, ya sabemos que la foto, evidentemente, es anterior a esa fecha, pero quizás tampoco muy anterior, probablemente solo semanas. Por último, en dique seco, se aprecia la popa y parte del mástil mesana de quien creemos que es la fragata Almansa, convertida entonces en Depósito de marinería, clasificación dada a aquellos buques que aunque ya no navegaban, podían ejercer otras misiones en puerto, como facilitar alojamiento. Un par de botes a flote, amarrados al muelle, y presumiblemente pertenecientes a la Almansa, ya que este buque llevaba dos muy similares colgando de pescantes en el espejo de popa, y que no aparecen en la imagen, debían ser los que facilitaran el acceso a bordo, ya que el submarino se encuentra bastante separado del muelle. Junto a uno de los norays, tres marineros charlan.

Para finalizar, decir que ese día, soplaba un ligero poniente, -las trompetas de cubierta, que siempre se ponían a barlovento así lo delatan-, brisa que provocaba la ligera marejadilla en los caños del Arsenal, que igualmente se aprecia. La luz -perfecta- y las pocas sombras que se proyectan, delatan que la imagen debió ser obtenida poco después del mediodía y desde alguno de los llamados bombos del Arsenal donde el fotógrafo debió instalar su cámara trípode, pues la tierra más cercana quedaba algo distante y los zoom aún no habían hecho su aparición en el mercado de la fotografía. Tampoco debió ser casualidad que Puig -perfeccionista sin duda- esperase a la pleamar, pues queda mucho mejor la imagen así, que no con los varios metros de cantil del muelle al descubierto que allí deja la bajamar.

En resumen, una imagen que consideramos que por el gran tamaño en el que positivó el original, su encuadre, nitidez y enfoque, la hacen sin duda ser catalogada como la mejor de cuantas existen -muy pocas, por cierto y por desgracia-, del submarino Peral a flote en estado operativo y que debemos al periplo por Andalucía y al saber hacer de este excelente pionero de la fotografía naval en España, que también nos dejaría muchas otras albúminas de otras unidades de las que recalaban sobre todo en Barcelona, su lugar de residencia y trabajo habitual.”

Hasta aquí, un pequeño “informe” que yo elaboré de esa imagen, el cual fue publicado en la Revista General de Marina del nº doble correspondiente a los meses de enero/febrero de 2021, hasta que llegó a conocimiento mío la imagen catalogada con el nº 28458F perteneciente a los fondos del MMB (Museu Marítim de Barcelona), que muestra una imagen muy (pero muy) similar pero de las llamadas estereoscópicas. La similitud entre ambas albúminas, es tremenda, entre las que sólo he podido apreciar unas pequeñas diferencias, que, en la foto original perteneciente a mi colección particular, he remarcado con círculos rojos.

Submergible Peral. Autor: J.E. Puig. 1889. Col·lecció D. Quevedo

Imatge esquerra de la fotografia estereoscòpica del submerigible Peral. MMB28458F

Así, tanto en el círculo de la izquierda como el de la derecha, se aprecian dos individuos, que no están en la estereoscópica, mientras en el círculo central, se aprecia un “chigre” sin nadie, y junto a él, en la estereoscópica, lo que parecen ser dos individuos, al menos uno de ellos agachado.

Como quiere decirse que no está identificado el autor de la imagen estereoscópica propiedad del MMB, me atrevería a decir que ambas imágenes se obtuvieron el mismo día, con tan sólo unos minutos de diferencia, y por la misma persona, por lo que sin poderlo afirmar al 100%, pero casi con toda seguridad por las razones expuestas, el autor de la imagen estereoscópica catalogada con el nº 28458F, es el afamado fotógrafo barcelonés J.E.Puig, que tenía su estudio en la C/Escudillers nº 89 de Barcelona, esquina a C/Ancha.

Cabe otra posibilidad, y es que J.E.Puig, (Josep Espuglas i Puig), siempre firmaba sus fotos a diferencia de su hermano Antonio, que no solía firmarlas, por lo que también es posible que ambos hermanos hicieran juntos ese viaje, y que ambos hicieran fotos casi de manera simultánea, con dos equipos diferentes, y que mientras Josep hacía albúminas normales, Antonio se dedicara a hacer las mismas, pero en formato estereoscópico. Como indico, pudiera ser, pero en cualquier caso lo que es seguro es que ambas imágenes se obtuvieron el mismo día, con sólo unos minutos de diferencia, (los suficientes para que los individuos que están en una, no estén en la otra), porque el sol está igual en ambas y todos los demás detalles son idénticos,….

Diego Quevedo Carmon és investigador naval

  • segueix-nos

  • web mmb

  • subscriu-te!

    al butlletí