Navegar es desplazarse de un punto a otro de la forma más segura y rápida. Hay que saber dónde estamos, dónde queremos ir y cuál es el mejor camino. Pero en el mar, sin más referencia que el cielo y el propio mar, la necesidad de navegar ha forzado el desarrollo de unas técnicas concretas que combinan las matemáticas, la física, la astronomía, la meteorología y cualquier otro recurso. A partir de referencias artificiales como la latitud y la longitud, se han creado sistemas sofisticados para permitir la navegación. El ser humano ha ido diseñando y construido diferentes instrumentos y mecanismos que le han permitido conocer la altura del sol y los astros (como el astrolabio del siglo XVI o el sextante), saber dónde es el norte magnético (los compases, algunos dentro de bitácoras), medir el tiempo (cronómetro), medir la velocidad de los barcos (corredora), ver a distancia (catalejo), etc. La combinación de conocimiento y el uso de instrumentos ha hecho posible un dominio del mar y del medio natural que ha servido no sólo para la navegación marítima sino también para la navegación aérea.
El Museu Marítim de Barcelona conserva una rica colección de instrumentos y artefactos diversos relacionados con el arte de navegar y con el conocimiento del mar y el cielo, y la aplicación del ingenio humano para resolver problemas que parecían en algún momento imposibles.